viernes, 20 de enero de 2017




Pudiera afirmarse que el sistema político estadounidense es uno de los que posee mayor solidez democrática en cuanto al funcionamiento de los equilibrios institucionales tendientes a la operacionalización de los “checks and balances” (pesos y contrapesos) y, por consiguiente, de un marcado control del poder político mediante mecanismos del poder eo ipso; no obstante, es menester destacar que la democracia en tanto régimen político es un producto inacabado que debe adaptarse a las peculiaridades del espacio social en cuestión.
            Ello, a su vez, nos lleva a recalcar la idea según la cual la democracia no implica un estadio sociopolítico final que alcanzado se muestra inmutable e idílico. La política democrática es inescindible de los conflictos sociales que puedan emerger de los intereses atinentes a los distintos sujetos y grupos sociales que constituyen. Por ello,  la negación de lo conflictual puede considerarse como una negación de la democracia en sí, de acuerdo con lo propuesto por Chantal Mouffe.

            De igual manera, es conveniente señalar que uno de los requisitos funcionales de toda democracia estriba en que un régimen político de tal índole debe gozar de niveles significativos de eficacia y de legitimidad, dos variables que se hallan intrínsecamente vinculadas entre sí, según lo elucidado por  Seymour Martin Lipset. Esta lógica argumental llevó a Juan José Linz a exponer que hay mayores probabilidades de que se produzca un quiebre de las democracias cuando en el marco de las interacciones Estado-sociedad se pongan patentes déficits no solo de eficacia y legitimidad, sino también de efectividad.
            Para ser explícitos en ese sentido, debemos puntualizar que la eficacia se refiere a las respuestas del sistema político a las demandas sociales planteadas en el ambiente, y que son cambiantes en función del proceso de retroalimentación (“feedback”); la legitimidad consiste en el respaldo y la aceptación sociales hacia el sistema y el régimen políticos y de los exumos que emanan de él; y la efectividad, por su parte, alude a la capacidad del sistema político de materializar el cúmulo de marcos de acción gubernativa pautado acorde con los resultados esperados.
            Aunado a esa dimensión de respuesta que es vertebral para la democracia, también se concibe como sumamente relevante tanto a la dimensión axiológica (los valores en los que se funda la democracia: libertad, igualdad, justicia…) como a la dimensión procedimental, sustentada en la transparencia y en la salvaguarda de los derechos humanos, siendo esta última para Norberto Bobbio el elemento definitorio de las democracias actuales.
            Así pues, cuando las instituciones políticas representativas no se adecúan ni responden oportunamente a las demandas planteadas, por gran parte de los grupos y sectores sociales, se desencadena como resultado un vaciamiento o un desmedro de tales instancias estructurales, aguzándose así determinados rasgos y aspectos de crisis en diversos ámbitos de la estructura social, propiciando con ello a determinados sujetos a respaldar todas aquellas opciones políticas que manejen un discurso anti-sistémico y anti-institucional en procura de instaurar un “nuevo y mejor orden”. ¡Ese es el pretexto que se expone ante esos contextos!
            La discursividad política del 45° Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, se cimenta en un mensaje de carácter anti-elitista –aún cuando forma parte de la élite económica estadounidense- que vitupera las condiciones realmente existentes en relación con el orden establecido (“statu quo”), que recurre a la exacerbación de un nacionalismo desmedido que resalta con una actitud harto xenófoba que la grandeza consustancial de América ha sido opacada por la presencia de los otros: el extranjero intruso que se apropia de las fuentes de empleo y de las riquezas que corresponden por naturaleza a los estadounidenses. De ahí se deriva su intención obsesiva y absurda de construir un muro en la frontera con México.
            En tales enunciados se pueden distinguir elementos que sociológicamente definen y caracterizan al discurso político conservador según el cual todo pasado fue mejor, en el que el constructo de comunidad (la tipología “gemeinschaft”, según Ferdinand Tönnies) es neurálgico; ello porque éste, desde una perspectiva histórica y simbólica, remite a su arquetipo por antonomasia: la familia, y, además de ello, a cuestiones de alto grado de intimidad personal, profundidad emocional, compromiso moral, etcétera (esto de acuerdo con lo expuesto por Robert Nisbet en La formación del pensamiento sociológico). Véase para tal el slogan de la campaña electoral de Mr. Trump: “Make America Great Again” (“Hagamos América grande otra vez”).
            Ese es un mensaje peligroso que ignora la raigambre esencial de la sociedad estadounidense, debido a que esta se ha desarrollado sobre la base del multiculturalismo. Es la convergencia de una pluralidad político-cultural de cosmovisiones lo que ha generado consigo lo que hoy es los Estados Unidos de América. Estados Unidos ha sido lo que ha sido, es lo que es y será lo que será gracias a los aportes sustantivos de sus migrantes. ¿Quiénes son los que actualmente están produciendo en sus principales centros académicos y de investigación científico-tecnológica? Sería muy zafio y estúpido ignorar las potencialidades de ese capital humano.
            Tal cual líder neopopulista, Mr. Trump se vale de una hábil conducción de los medios de comunicación, enfatizando la idea según la cual la política en los tiempos actuales se desarrolla en base al espectáculo,  erigiéndose en tales instancias como una especie de redentor social que sacará del abismo a gran parte de los marginados y los socialmente excluidos por una clase política que éste califica como inoperante.
            De modo lacónico, en el contexto socio-histórico actual en el que prevalecen las sociedades teledirigidas en Occidente es meritoria una forma de hacer política que se adapte a las características del homo-videns del cual hace referencia Giovanni Sartori, en el que resulta imperativo saber desenvolverse mass-mediáticamente; por ello, ya los programas políticos sistemática y metódicamente expuestos, lamentablemente, carecen de relevancia para los públicos. En el caso estadounidense, el profesor Sartori afirma irónicamente que se ha impuesto el homo cretinus por encima del homo videns –refiriéndose a Mr. Trump-.
            Ergo, este tipo de liderazgos se aprovecha de ciertos indicios o rasgos de agotamiento de las instituciones estatales representativas y del sistema de partidos, como correlato de la fatiga cívica manifiesta, para la consecución de fines eminentemente políticos mediante figuras retóricas antipolíticas. Mr. Trump siendo un político se define como un no político; esa es una de las peculiaridades que se ha abordado politológicamente respecto a los liderazgos outsiders, que irrumpen en circunstancialidades excepcionales de desdibujamiento de algunos elementos del entramado institucional constitutivo del tejido social. De acuerdo con Max Weber, este tipo de liderazgos carismáticos son más propensos a consolidarse en circunstancias sociales de crisis.
            Desde luego, este personaje irrumpe en el escenario político aglutinando todo el descontento emanado de las desigualdades intrínsecas del sistema-mundo (en términos de Wallerstein). Algo correlativo al sistema capitalista es lo que Ernest Mandel y Leon Trotsky denominaron “Ley del desarrollo desigual y combinado”.
            En suma, todas las frustraciones, animadversiones y sentimientos de iracundia, palmarias en el electorado de determinados sectores rurales, excluidos y con carestías de códigos de modernidad –en la jerga de Fernando Calderón Gutiérrez-  han sido el quid del desarrollo comunicacional político de una campaña electoral en la que Mr. Trump pudo superar los cuestionamientos no solo provenientes de los medios de comunicación y del Partido Demócrata, sino también de los sectores más conservadores de su partido: el Partido Republicano. 
            ¡Fue relativamente fácil para él derrotar a los líderes más promisorios de su partido! Su discurso altamente demagógico y fantasioso –con altas cargas viscerales y temperamentales- tuvo una acogida política extraordinaria. Asimismo, logró derrotar a una candidata de suma experiencia en materia político-gubernamental como lo es Hillary Clinton, pese a las tendencias nada favorables de algunos estudios de opinión pública que consideraban poco probable su ascenso a la Casa Blanca y, de igual manera, en los diversos escándalos en los que este personaje estuvo inmiscuido.
            De hecho, su llegada a la Presidencia es un asunto que si se hubiese planteado prospectivamente hace unos años hubiere sonado a mal chiste, pero hinc et nunc ha logrado concretarse algo que muchos analistas políticos subestimamos. Algo diáfano en toda esta reflexión radica en que es imprescindible para toda campaña electoral que haya un dominio psicológico y sociológico en torno al perfil del electorado en términos etarios, de género, de estratificación social, de escolaridad, etcétera, a partir de los cuales puedan comprenderse sus respectivas singularidades políticas y socioculturales, para así lograr persuadir a la mayor cantidad de electores posible. Sin duda, eso lo trabajó muy bien su equipo de asesores, a pesar de los deslices del mismo Mr. Trump.
           Por otra parte, en cuanto a la personalidad política de Mr. Trump se ponen de relieve ciertas inclinaciones autoritarias que resultan alarmantes para el mundo actual, considerando el peso preponderante de Estados Unidos en la sociedad internacional contemporánea; empero, en Estados Unidos los padres fundadores se esmeraron por construir un sistema político que mitigase cualquier posibilidad de consolidación de una “tiranía de la mayoría”, en términos de Tocqueville, y de un presidente personal que pudiera imponerse ante los demás órganos del poder público.
           He allí la relevancia de los votos de los colegios electorales por encima del voto popular. Los padres fundadores sentían suspicacias tremendas por las expectativas e intereses de las masas o las muchedumbres, configurándose así una concepción elitista de la democracia. Esas son las reglas de juego que pauta el régimen político estadounidense; por tal motivo, Mr. Trump, aún perdiendo contra Hillary Clinton en términos del sufragio universal, asume como Presidente de los Estados Unidos de América (Trump, 62.979.879 votos que corresponde al 46% de los sufragios; Clinton, 65.844.954 votos, correspondiente al 48% de los sufragios). 
        Finalmente, veremos en qué medida el sistema político estadounidense logra resguardarse de las actitudes y conductas autoritarias de Mr. Trump, puesto que huelga notar que hay mecanismos y prácticas democráticas que atentan contra la democracia misma (la democracia contra sí misma diría Marcel Gauchet).
        Esa es una de las debilidades que politológicamente se han destacado de los sistemas de gobierno presidencialistas; no obstante, en Estados Unidos ha habido una tendencia general que nos muestra que las instituciones sí funcionan. Aunque como analistas de los fenómenos y procesos políticos deberíamos sospechar y desvelar todo: ¿Y si esas instituciones que han sido funcionales dejan de funcionar? Les reitero que en el mundo global actual rigen las incertidumbres. El filósofo Baruch Spinoza afirmaba lo siguiente: “tal vez eso sea correcto en la teoría pero no sirve para la práctica”.
            Saque usted sus conclusiones, mi estimado lector. El argumento se funda en la dialogicidad…

Artículo disponible, de manera sintetizada, en la webpage de Arenga Digital: http://arengadigital.com/trump-mundo-incierto-efervecencia-politica-eeuu/

              La edición de dicho artículo, en cuanto al anexo de diversos subtítulos e imágenes, fue efectuada por el periodista Lic. Andrés Segovia Moreno (responsable de Arenga Digital en Venezuela).

(*) Rohmer Samuel Rivera Moreno es politólogo “Magna Cum Laude” egresado de la Universidad de Los Andes (Mérida-Venezuela). Actualmente es coordinador de la línea sobre Discurso Político en el Laboratorio de Investigaciones Semióticas y Literarias (LISYL) de la Universidad de Los Andes, Núcleo Universitario Rafael Rangel (Trujillo-Venezuela).



1 comentario:

  1. Woori Casino Login - Play on Mobile or Desktop
    The Woori Casino App will https://vannienailor4166blog.blogspot.com/ be available at gri-go.com Woori Casino on a mobile novcasino or desktop basis. 도레미시디 출장샵 To play on our mobile or desktop, you can also play with your desktop browser, https://octcasino.com/

    ResponderEliminar

¡A leer y a aportar en el proceso de enseñanza-aprendizaje!

¡A leer y a aportar en el proceso de enseñanza-aprendizaje!
Hay que dialogar... Hay que sociologar políticamente. Coadyuvemos con la configuración de una cotidianidad sobre la base de una Pedagogía del reconocimiento y el acompañamiento del Otro.

Datos personales

Mi foto
Politólogo oriundo de Valera, estado Trujillo (Venezuela). 28 años. Estudiante de la Maestría en Desarrollo Regional (ULA), la Maestría en Ciencias Políticas (ULA) y el Doctorado en Educación (ULA). He sido profesor de: Metodología I (Derecho); Metodología II (Derecho); Investigación Educativa (Educación); Lectoescritura y Metodología del Estudio (Derecho); y Psicología General (Programa de Profesionalización Docente) en la ULA-NURR. Actualmente ejerzo como docente en el área de Sociología, adscrita al Departamento de Ciencias Sociales en el mencionado Núcleo de la Universidad de Los Andes. En este espacio espero compartir contenidos de relevancia, pertinencia e interés para los usuarios de las diversas plataformas inherentes a la web 2.0. Auguro nuestra interacción resulte gratificante, fructífera y provechosa. En definitiva, si deseas conocerme, entonces conóceme por lo que escribo. Mucho gusto... ¡Bienvenidos!

Blog del comunicador social Andrés A. Segovia Moreno

Blog del comunicador social Andrés A. Segovia Moreno
Espacio dedicado al análisis periodísitico de aspectos políticos, socioculturales y económicos de relevancia nacional e internacional, con un notable sentido crítico.

¡Peruzolanísimo!

¡Peruzolanísimo!
Sigue esta cuenta manejada por el colega Juan Carlos, quien se reside en la ciudad de Lima.

Blog del Dr. Luis Javier Hernández Carmona (Lisyl, NURR-ULA)

Blog del Dr. Luis Javier Hernández Carmona (Lisyl, NURR-ULA)
Apuntaciones semioliterarias para adentrarnos a la perspectiva ontosemiótica, en tanto semiótica de la afectividad-subjetividad; propuesta teórico-metodológica del profesor Hernández Carmona para el abordaje de lo social y lo humano, es decir la semiosis.

¿La Política del Logos o el Logos de la Política?

¿La Política del Logos o el Logos de la Política?
¡También estoy en Facebook! Visita la cuenta de Reflexiones Politológicas... ¡Interactuemos! Dialoguemos con amenidad.

¡Ayúdame a difundir mis ideas! Comparte mi contenido en la "comunidad virtual". ¡Gracias!

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites

Sígueme en Twitter...

Visita también mi Google Site

Visita también mi Google Site
En algún lugar de Valera con un loro sumamente simpático.

LABORATORIO DE INVESTIGACIONES SEMIÓTICAS Y LITERARIAS (LISYL)

LABORATORIO DE INVESTIGACIONES SEMIÓTICAS Y LITERARIAS (LISYL)
Sigue las producciones intelectuales del LISYL. La Semiótica constituye un enfoque teórico-metodológico pertinente y valiosísimo para el estudio transdisciplinar del Sujeto, la Sociopolítica y la Cultura.

REVISTA ONTOSEMIÓTICA

REVISTA ONTOSEMIÓTICA
Publicación académica del Laboratorio de Investigaciones Semióticas y Literarias de la Universidad de Los Andes, Núcleo Universitario "Rafael Rangel".

Seguidores

Derechos de autoría intelectual reservados a Rohmer Samuel Rivera Moreno.