Es
oportuno asumir y destacar de antemano que los diversos procesos, dinámicas y
fenómenos de carácter e implicaciones geopolíticas en el mundo actual no han
sido configurados unilateralmente por el Estado como estructura/realidad
política –aún cuando éste en el ámbito de las relaciones internacionales siga jugando un papel preponderante en tanto principal
actor- sino que en estos, también han incidido significativamente una
multiplicidad de actores que han emergido progresivamente en el escenario
internacional contemporáneo (p.ej: ONG`s, empresas multi y transnacionales,
bloques geoeconómicos, etc.) cuya peculiaridad estriba en su elevada capacidad
de ejercer cierto influjo en la toma de decisiones y el establecimiento de la
agenda global, tal como lo señala el enfoque de la interdependencia de Joseph
Nye y Robert Keohane (Padilla, 1992).
Por
tal motivo, cabe señalar que los antiguos parámetros y criterios empleados para
dilucidar los diversos aspectos del Estado-nación actualmente se conciben
desfasados y anacrónicos para abordar una problemática que se ha caracterizado
por presentar un dinamismo cada vez más vertiginoso, dado los numerosos avances
científico-tecnológicos, e influenciado por el fenómeno/proceso de
globalización en sus diversas facetas, que específicamente remite
ineludiblemente a la crisis del Estado nacional y que, debido al
desdibujamiento entre la política interna y la política externa, provoca el
cuestionamiento del concepto de soberanía que ciertamente reducía la función
del Estado al control pleno y total de su extensión territorial
(autodeterminación interna). Respecto a ello, es menester destacar que tal
pretensión es errática en el sentido que la lógica globalizadora (en cualquiera
de sus manifestaciones) se define en función de la emergencia de un “mundo sin
fronteras” (Levy Carciente et al, 2000; Andara, 1998).
En
este sentido, puede aducirse de acuerdo con Peter Drucker que en el mundo
actual, más concretamente a fines del siglo XX, geopolíticamente se ha
configurado y constituido un Estado transnacional, que se define como un Estado
post-soberano, cuya ratio gira en torno a que las decisiones fundamentales no
están siendo tomadas por él, sino por y desde los organismos multi-estatales
(tomado de Paoli, 2009). Asimismo, el internacionalista estadounidense Richard
Rosencrace expresa la necesidad de redefinir al Estado como realidad
geopolítica, cuyos esfuerzos están siendo prioritariamente direccionados a la
consecución de propósitos fundamentalmente económicos, por lo cual se vislumbra
un mayor predominio tanto del capital como de la tecnología, por encima de lo
territorial (Ibídem).
En
sí, bajo la configuración geopolítica del mundo actual incidida por la dinámica
de la globalización, preponderantemente por la lógica y tendencia del
globalismo (Beck, 1998), definida fundamentalmente por la teleológica económica
ha provocado que el Estado en gran parte del mundo occidental (así como en el
no occidental) sea garante y responda a los intereses de las grandes
corporaciones y empresas trans/multinacionales a escala global, cuyos objetivos
se concentran en la reproducción y acumulación de capital (financiero) en un
orden económico mundial de carácter neoliberal que ha agudizado cada vez más
las contradicciones concernientes a la “Ley del Desarrollo Desigual y
Combinado” del sistema capitalista (Trotsky ;Samir Amín; Ernest Mandel) y que,
a su vez, ha puesto de relieve una cierta supremacía militar como modo de
diplomacia (especialmente en los EEUU, Israel, la OTAN) impuesto por lobbies de
suma influencia, en el plano político, vinculado con grandes sociedades
multinacionales de armamento que han obtenido exorbitantes beneficios muy
recientemente (Ziegler, 2004).
En
definitiva, las mutaciones que ha sufrido el Estado contemporáneo no lo han
desplazado de su posición privilegiado en la arena geopolítica global, pues,
sigue tomando decisiones basadas bajo el criterio del “interés nacional” (que
garanticen su supervivencia y desarrollo); no obstante, no puede obviar e
ignorar las nuevas realidades globalizantes en las que las organizaciones
multi/trans/supranacionales ejercen un fuerte influjo tanto en el
establecimiento o priorización de determinados problemas tanto en la agenda
pública nacional como en la global, de acuerdo con la perspectiva neorrealista
de Waltz (Padilla, 1992).
Fuentes
Consultadas
ANDARA, Abraham Enrique
(1998). “El metabolismo del Estado moderno. Las transformaciones contemporáneas
del Estado” en Revista Venezolana de Ciencia Política (14),
julio-diciembre 1998. Centro de Investigaciones de Política Comparada, ULA:
Mérida (Venezuela).
BECK, Ulrich (1998). ¿Qué
es la Globalización? Falacias del globalismo. Respuestas a la globalización.
Paidós: Barcelona, España.
LEVY, Sary y ALAYÓN,
Rubén (2000). “El Estado-Nación entre nuevas y viejas fronteras” en Revista
Venezolana de Ciencia Política (17), enero-junio 2000. Centro de
Investigaciones de Política Comparada, ULA: Mérida (Venezuela).
PADILLA, Luis Alberto
(1992). Teoría de las Relaciones Internacionales. La Investigación sobre el
Conflicto y la Paz. Instituto de Relaciones Internacionales e
Investigaciones para la Paz: Guatemala.
PAOLI, Francisco
(2009). Teoría del Estado. Editorial Trillas/ Instituto de
Investigaciones Jurídicas (UNAM): México D.F.
ZIEGLER, Jean (2004). Los
nuevos amos del mundo y aquellos que se les resisten. Ediciones
Destino: Barcelona, España.
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