A manera de exordio es menester y
pertinente destacar la relevancia de un régimen político de carácter
democrático consolidado para generar las condiciones que se requieren para
contribuir y fomentar -por decirlo de algún modo- el desarrollo integral
sustentable (político, social, económico y ecológico) actualmente en nuestro
país, puesto a que "el desarrollo constituye un proceso inevitablemente
condicionado por el entorno político" (Gabaldón, 2006: 183).
En este sentido, la democracia
puede ser concebida como la forma de gobierno más proba e idónea para la
consecución del bien común (valor supremo de la política y lo político); y por
tanto impulsora de un desarrollo integral en los tiempos actuales, pero para
ello es necesario tomar en consideración la existencia de diversas
problemáticas sociales, políticas, económicas y ecológicas caracterizadas,
fundamentalmente, por la incertidumbre, la incerteza y la constante
transitoriedad- de acuerdo a la tesis de la sociedad del riesgo de Ulrich
Beck-, por lo cual es menester repensar y replantear la democracia, debido a
que la misma se ha visto afectada negativamente por el surgimiento de diversos
factores y actores, tales como: los problemas ambientales, el aumento de las
desigualdades sociales, la criminalidad, el subempleo, el fenómeno de la
economía informal, las legislaciones incoherentes, los liderazgos populistas y
neo-populistas de carácter autoritario (caracterizados por la exacerbada
personalización del poder político), entre otros que han provocado el
debilitamiento del Estado y sus instituciones generando como consecuencia la
ingobernabilidad política a nivel interno de la sociedad; entendiéndose a la
gobernabilidad como una condición imprescindible para los sistemas democráticos
de la modernidad.
En sí,
repensar la democracia implica el surgimiento de organizaciones y actores
políticos que adquieran conciencia en torno a la situación sociopolítica real
concreta, existente dentro de la sociedad, y así lograr la configuración de las
diversas estructuras societales desde abajo hacia arriba o, mejor dicho,
construir una democracia de carácter más horizontal, paritaria y participativa.
De tal manera, una sociedad civil
comprometida, consciente y capacitada puede a través de sus acciones hacer
viable el harto mentado paradigma del desarrollo sustentable/sostenible. El
desarrollo sustentable puede conceptualizarse como un nuevo paradigma que se
sustenta y afianza en las diversas demandas y exigencias de la sociedad para
lograr una mejor calidad de vida y equidad entre los individuos, enfatizándose
en la relevancia de la vida democrática, el ámbito cultural y la armonización
de los sistemas productivos (lo económico) con las leyes ecológicas que rigen
la vida del planeta, con el propósito de "contribuir a modificar
comportamientos a través de la creación de nuevos valores conducentes a
alcanzar mayor bienestar en el presente, sin menoscabo de las generaciones
futuras" (Gabaldón, 2006: 42).
Concatenado
con lo anterior, en el plano político, la consolidación de un régimen
democrático es una conditio sine qua non
para la viabilidad del desarrollo sustentable en la Venezuela actual a través
de: a) el fortalecimiento de las
instituciones democráticas, lo cual puede hacerse patente o manifiesto mediante
cargos públicos electos a los niveles establecidos por el marco legal,
elecciones libres, imparciales y frecuentes, libertad de expresión, acceso a
fuentes alternativas de información, libertad de asociación y una ciudadanía
inclusiva; b) la descentralización,
transferencias de competencias a gobiernos locales y regionales que permitan la
participación ciudadana con la cual puedan mitigarse eficaz y eficientemente
las diversas problemáticas sociales; c)
el robustecimiento tanto de la sociedad civil como de la sociedad política; es
decir, el empoderamiento de la ciudadanía en el ámbito decisional de la esfera
pública, tomando en consideración el enfoque post-burocrático de la "Nueva
Gestión Pública" o Gobernanza; y d)
una mejor educación que enfatice en la formación cívica de los individuos y a
través de dicha formación afianzar en los ciudadanos una cultura política
democrática.
A través
de la participación de los diversos actores sociales junto al Estado pueden
lograrse niveles óptimos de estabilidad política, lo cual representa un hilo
conductor para el desarrollo sustentable; paradigma éste que debería ser
sumamente justipreciado en Venezuela para lograr la viabilidad de un verdadero
desarrollo endógeno integral de carácter humanista, propiamente dicho. Así pues,
la consecución del desarrollo sustentable permitiría que los individuos puedan
desarrollar sus vidas como seres humanos dignos, actuantes y pensantes con
conciencia de sí mismos y de las cosas que les son circundantes y con capacidad
de transformación de su entorno sociopolítico.
En
definitiva, dediquémonos a reflexionar y repensar en torno a la viabilidad de
una democracia más democrática-valga la redundancia- para las sociedades
actuales. ¿Cómo podemos plantearnos la posibilidad de “democratizar la
democracia”? Enorme desafío intelectual de relevancia sociológica y
politológica en el campo de la praxis de las relaciones sociales definidas en
función del poder.
Rohmer
Samuel Rivera Moreno
Observación: este artículo constituye la modificación de dos artículos de mi autoría publicados inicialmente en el diario “El
Tiempo” (Valera, estado Trujillo), los días 24 y 27 de julio de 2011,
respectivamente.
Disponibles en:
0 comentarios:
Publicar un comentario