A
guisa de exordio la innovación social, en tanto constructo teórico, puede
conceptuarse como un proceso, producto o programa de índole inclusiva/incluyente
que tiende a la incorporación e incardinación de los ciudadanos en los procesos
decisorios, cimentados en la definición de los problemas y el empleo de
iniciativas sinérgicas y cooperativas público-privado-comunitarias, en función
de la búsqueda de diversas soluciones a situaciones problemáticas, conflictivas
y de disensión, manifiestas o latentes. Lacónicamente, el innovador busca,
responde, aprovecha y explota al máximo las diversas oportunidades y dinámicas
de cambio social que se susciten en un momento dado, en función de sus valores,
intereses y expectativas económica, política o culturalmente relevantes[i].
Desde una perspectiva sociológica,
el proceso de innovación puede entenderse como la inserción, adopción y
ejecución de una nueva técnica, ya sea, de control, administración,
organización, comunicación o intervención, en un determinado sector o ámbito de
la sociedad, cuyo diáfano propósito gira en torno a la mitigación de una
amalgama de problemas inherentes a un entorno social-natural concreto[ii]. De igual manera, este
proceso también implica adaptación, por parte de los sujetos, a las diversas
dinámicas de cambio societal con el objeto de generar nuevos esquemas
conductuales/comportamentales, que les incite ir más allá de lo dado o lo establecido en el orden social.
En este sentido, para la comprensión
proba de los procesos de innovación social es menester dilucidar sus
respectivas fases, en virtud de las cuales pueda ubicarse este objeto de estudio
sobre la base de lo gestáltico. Así pues, en primer lugar se pone de relieve un
conjunto de demandas sociales sobre las cuales se formulan ciertas propuestas,
racional y creativamente estructuradas a partir de lo diagnóstico; de allí, se
produce la creación de prototipos o pilotos, que pretenden la ejecución y
la corporeización de los marcos de acción colectiva en torno al problema; desde
esta perspectiva, resulta imperativo prevalezca la sostenibilidad de la
acción social, ciñéndose a la viabilidad económica, político-institucional,
sociocultural y ecológica de las propuestas; para que así se ponga patente su ampliación
y difusión, cuya ratio
consiste en que estas ideas socialmente innovadoras se reproduzcan en otras
latitudes; orientándose fundamentalmente al cambio sistémico, es
decir, a la materialización sistemática de nuevas maneras de ser, pensar y
actuar (cambios en los imaginarios, mentalidades y representaciones sociales)
que coadyuve con la articulación de prácticas políticas, económicas y
culturales más descentralizadas, cooperativas, horizontales, participativas y co-gestionarias[iii].
In
nuce,
un asunto neurálgico a considerar estriba en que la innovación social y el
desarrollo local son insoslayabes en cuanto tienden al mejoramiento de las
condiciones materiales e inmateriales de vida de los actores sociales en sus
entornos circundantes, a partir de las alianzas estratégicas entre agentes
públicos y privados, la optimización de los recursos endógenos y la
ampliación/potenciación de las capacidades humanas[iv]. Ergo, lo medular de los procesos de innovación social, respecto al
desarrollo local, está intrínsecamente vinculado con el concepto de democracia efectiva[v],
que se encauza hacia una economía, una cultura y un régimen que propicien el
empoderamiento humano; o sea, un entramado de recursos de acción, valores de
autoexpresión e instituciones políticas y sociales que permitan, motiven y den
derecho a las personas a gobernar sus vidas, sobre la base de la confianza y la
cooperación (capital social)[vi].
Finalmente, en el marco de los
procesos de innovación social resulta nodal la capacitación del personal
docente a partir de los esquemas atinentes a la educación formativa, en virtud
de los cuales se concatenen la investigación participativa, la co-construcción
del conocimiento y la educación en acción
como contraposición de las concepciones digestivo-bancarias y mecanicistas en
torno a las interacciones de enseñanza-aprendizaje[vii], cuyo propósito se
focaliza a la reducción de la vulnerabilidad de las personas y su entorno
social, así como al robustecimiento de la resiliencia, a través del forjamiento
del carácter y el cuidado de sí[viii]. Consecuentemente, este
tipo de iniciativas conllevan a la asunción de una perspectiva societaria de
las políticas públicas y de las acciones de emprendimiento que se deslastra de
lo estatalista-asistencialista, lo patrimonialista y lo político-clientelar, en
pos de ejercer un influjo significativo en el empoderamiento de los actores
sociales en tanto seres autónomos con capacidad de transformación social.
NOTAS
BIBLIOHEMEROGRÁFICAS
[i] DRUCKER, Peter (1985). La
innovación y el empresario innovador. Barcelona, España: Editorial
Edhasa.
[ii] GALLINO,
Luciano (2008). Diccionario de Sociología.
Quinta edición. México D.F: Siglo veintiuno editores.
[iii] MURRAY, CAULIER-GRICE y MULGAN (2010). Social
innovator series: Ways to design develop and grow social innovation. The
open book of social innovation. Consúltese también: ABREU QUINTERO, José
(2011). “Innovación
social: Conceptos y Etapas”, en Daena: International Journal of Good Conscience, 6 (2). Monterrey,
México: Instituto de Estudios Superiores Spenta México. Pp. 134-148; AGUILAR VILLANUEVA, Luis (2010). Gobernanza:
El nuevo proceso de gobernar. México
D.F: Fundación Friedrich Naumann para la Libertad.
[iv] PNUD
(1990). Desarrollo Humano. Informe 1990. Bogotá: Tercer Mundo Editores.
Véase también: SEN, Amartya (2000). “El desarrollo como libertad” en Gaceta Ecológica, n° 55. México D.F:
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Pp. 14-20.
[v] WELZEL,
Christian e INGLEHART, Ronald (2009). “El rol de la gente común en la
democratización”, en Journal of Democracy en Español, 1. Santiago de Chile: International Forum for
Democratic Studies del National Endowment for Democracy/ Instituto de Ciencia
Política, Pontificia Universidad Católica de Chile. Pp. 174-190.
[vi] KLIKSBERG, Bernardo (2001). El
capital social. Dimensión olvidada del desarrollo. Caracas: Universidad
Metropolitana/Editorial Panapo.
[vii] FREIRE, Paulo (2008). Pedagogía
del oprimido. Tercera edición. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
[viii] BRACHO, Luis Alberto (2014).
Michel
Foucault y el cuidado de sí. Notas sobre la relación ética, estética y
política. Caracas: bid & co. Editor/ Fundación para el Desarrollo
Cultural del Estado Mérida (FUNDECEM).
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